24 DE SEPTIEMBRE 2023 - 20:30h - CENTRO DE MÚSICA (SAN FULGENCIO)
UNIÓN MUSICAL SAN FULGENCIO
Vive Henry IV (c. 1590)
Kemp’s Jig (c. 1600)
Canario (c. 1500)
Bransle de Chevaux (c. 1590)
La «Renaissance Suite» es una obra musical extraordinaria compuesta por Franco Cesarini, un reconocido compositor contemporáneo. Esta suite es un homenaje a la época del Renacimiento, un período de gran esplendor cultural y artístico en la historia de la humanidad.
La suite está estructurada en varias secciones que capturan la esencia y la belleza de la música renacentista. Cada movimiento evoca un aspecto diferente de este período fascinante, desde las danzas alegres y rítmicas hasta las melodías melancólicas y serenas.
El primer movimiento de la suite nos sumerge en el ambiente festivo de un baile renacentista. La música es enérgica y llena de vida, con melodías que se entrelazan y se desarrollan de manera exquisita. Podemos imaginar a la nobleza de esa época danzando elegantemente al compás de esta música vibrante.
El siguiente movimiento nos transporta a un jardín tranquilo y sereno. Las melodías fluyen suavemente, evocando una sensación de paz y contemplación. Cesarini utiliza instrumentos melódicos como flautas y oboes para crear una atmósfera mágica y evocadora.
A medida que avanza la suite, nos encontramos con movimientos que representan otros aspectos del Renacimiento, como la música de cámara y los corales polifónicos. Estos movimientos demuestran la maestría compositiva de Cesarini al combinar diferentes texturas y colores instrumentales para recrear la riqueza y la complejidad de la música renacentista.
La «Renaissance Suite» es una obra que va más allá de ser un simple conjunto de piezas inspiradas en el Renacimiento. Es una celebración de la belleza y la creatividad de esta época histórica, reinterpretada a través de la sensibilidad y el talento del compositor contemporáneo.
Esta suite es un testimonio del poder intemporal de la música para transportarnos a diferentes épocas y hacernos apreciar la grandeza de la creatividad humana. Además, nos recuerda la importancia de preservar y valorar nuestro patrimonio cultural, ya que a través de la música podemos conectar con nuestras raíces y enriquecer nuestra experiencia como seres humanos.
En resumen, la «Renaissance Suite» de Franco Cesarini es una obra musical cautivadora que nos sumerge en la atmósfera del Renacimiento. Con su riqueza melódica y su cuidada instrumentación, esta suite nos invita a explorar y apreciar la belleza de esta época histórica desde una perspectiva contemporánea. Es un recordatorio de que la música trasciende el tiempo y nos conecta con nuestra historia y nuestra esencia como seres humanos.
El Camino Real es una pieza musical compuesta por Alfred Reed en 1985. Esta obra es una de las más conocidas y populares de Reed, y ha sido interpretada en todo el mundo por bandas de música y orquestas sinfónicas.
La obra está inspirada en El Camino Real, una antigua ruta comercial que se extiende desde México hasta California. Reed utilizó esta ruta como metáfora para explorar la historia y la cultura de México y la influencia española en la región.
La pieza comienza con un conjunto de tambores que representan el ritmo y la energía de la música mexicana. Luego, se introduce un tema melódico interpretado por los clarinetes que evoca la nostalgia y la belleza de la cultura española. A medida que avanza la pieza, se van incorporando nuevos instrumentos y se desarrollan nuevas melodías que representan diferentes aspectos de la historia y la cultura de la región.
El Camino Real es una obra emocionante y evocadora que logra capturar la esencia de la región y su historia. La música de Reed es rica en textura y color, y está llena de matices y detalles que permiten al oyente sumergirse en la experiencia musical.
En resumen, El Camino Real es una obra maestra de la música contemporánea que ha sido interpretada y admirada por músicos y oyentes de todo el mundo. La obra de Alfred Reed es una celebración de la historia y la cultura de la región, y una invitación para explorar y descubrir la riqueza de esta parte del mundo.
SOBRE ALFRED REED
Alfred Reed (25 de enero de 1921-17 de septiembre de 2005) fue uno de los compositores estadounidenses con mayor repertorio, ya que tiene más de doscientas obras publicadas para orquesta, banda conjunto de viento, coro, y orquesta de cámara a su nombre. También viajó extensamente como director invitado, actuando en América del Norte, Iberoamérica, Europa y Asia.
Nació en Nueva York y comenzó su formación musical a la edad de diez años. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el Ejército de la Fuerza Aérea. Tras su servicio militar, asistió a la Juilliard School of Music, estudiando con Vittorio Giannini, tras lo cual fue compositor y arreglista personal de primera para la NBC, a continuación, para la ABC. En 1953 se convirtió en el director de la Orquesta Sinfónica de Baylor, donde recibió la Licenciatura de Música en 1955 y el título de Maestro de Música en 1956. Su tesis de maestría «Rapsodia para viola y orquesta» fue galardonado con el Premio de Luria en 1959. Fue miembro del Capítulo de Tau Beta Phi Mu Alpha Sinfonia, la Fraternidad nacional para los hombres en la música.
De 1955 a 1966 fue el editor ejecutivo de Publicaciones Hansen, editor de música. Fue profesor de música en la Universidad de Miami (donde trabajó con el compositor y arreglista Robert Longfield) de 1966 a 1993 y fue presidente del departamento de Música de Medios de Comunicación y de Industria y director del Programa de Industria de la Música en el momento de su jubilación. Él estableció la primera universidad de música currículo del nivel de negocios en la Universidad de Miami en 1966, lo que llevó otros colegios y universidades a seguir su ejemplo. En el momento de su muerte, tenía compromisos de trabajo que, para cumplirlos, tendría que haber vivido hasta la edad de 115 años. Muchas de las composiciones para banda de Reed han salido a la venta como grabaciones de CD de la Tokio Kosei Wind Orchestra.
«La canción del olvido» es una obra maestra del compositor español José Serrano. Esta zarzuela, estrenada en 1916, ha dejado una huella imborrable en la historia de la música y el teatro lírico. A través de su cautivadora melodía y su emotiva historia, la canción del olvido nos transporta a un mundo de pasión, amor y tragedia.
La trama de la canción del olvido gira en torno a la historia de amor entre Rosina y Julio. Ambos personajes están atrapados en un triángulo amoroso, ya que Rosina está comprometida con el rico y poderoso Duque de Rivas. Sin embargo, su corazón pertenece a Julio, un joven apasionado y de origen humilde. A medida que se desarrolla la historia, somos testigos de los desafíos que enfrentan estos amantes y de las decisiones difíciles que deben tomar.
Lo que hace que esta canción sea tan memorable es la forma en que Serrano logra capturar las emociones y los conflictos internos de los personajes a través de su música. Desde el primer acorde, somos transportados a un mundo de pasión y angustia. La melodía evoca sentimientos de amor apasionado, deseo prohibido y sacrificio. Cada nota y cada frase vocal reflejan la intensidad de las emociones que los personajes experimentan.
Además de la música, la letra de la canción del olvido también merece atención. Las palabras, cuidadosamente seleccionadas, nos sumergen en la historia y nos permiten comprender los sentimientos y pensamientos de los personajes. A través de letras poéticas y románticas, se exploran temas universales como el amor imposible, el destino y la lucha entre el corazón y la razón.
Pero más allá de su belleza musical y lírica, «La canción del olvido» tiene un trasfondo temático profundo. La obra nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del amor y los sacrificios que estamos dispuestos a hacer por él. También nos muestra los obstáculos que pueden surgir cuando el amor choca con las convenciones sociales y las expectativas impuestas por la sociedad.
En resumen, «La canción del olvido» de José Serrano es una joya musical que ha perdurado a lo largo de los años. A través de su poderosa música y su cautivadora historia, nos sumerge en un mundo de emociones y nos invita a reflexionar sobre el amor, la pasión y los sacrificios que conlleva. Es una obra que nos recuerda la eterna lucha entre el corazón y la razón, y cómo el amor puede superar todas las barreras.
Rivieren Cyclus» de Malando es una pieza musical que captura la belleza y la majestuosidad de los ríos en un ciclo continuo. La composición es una obra maestra del género «pasodoble», una forma musical española que se caracteriza por su ritmo rápido y su ambiente festivo.
La pieza comienza con una melodía elegante y suave que representa el nacimiento del río, con un flujo suave y lento. A medida que la música avanza, el ritmo se acelera y la melodía se vuelve más fuerte y poderosa, simbolizando la corriente cada vez más fuerte del río. El clímax de la pieza se alcanza cuando la música alcanza su punto máximo, representando el río en su plena fuerza y majestuosidad.
Después del clímax, la música se calma gradualmente, representando el río que fluye hacia su desembocadura. La melodía se vuelve más suave y tranquila, y finalmente se desvanece, simbolizando el final del ciclo del río. La pieza se cierra con una nota final suave que representa la calma y la tranquilidad del agua del río en su desembocadura.
En conclusión, «Rivieren Cyclus» de Malando es una obra musical impresionante que captura la belleza y la majestuosidad de los ríos en un ciclo continuo. La composición es una maravillosa expresión del género pasodoble y es una obra que puede ser apreciada por cualquier amante de la música.
SOBRE ARIE MALANDO
Arie Maasland, nació en Rotterdam el 26 de mayo de 1908. Fallecido en Bussum el 22 de Noviembre de 1980, adquirió popularidad internacional con el seudónimo de Malando.
Hijo de un carpintero holandés, terminada la preparatoria, estudió dibujo arquitectónico, que abandonó abruptamente para dedicarse a la música. Durante seis años estudió piano con el maestro Jan Kriek, y luego compró un acordeón, que adoptó como su instrumento, con el que debutó profesionalmente tocando en varias orquestas locales y en los cines acompañando a las películas mudas. En 1933 se incorporó al sexteto Jumping Jacks como acordeonista y percusionista. A su vez le escribió los arreglos, varias composiciones, y se encargó de la dirección comercial y la representación artística del grupo.
Olé guapa, junto con Penny Serenade (1939) de Melle Weersma, fue el tema más internacionalmente aclamado y duradero en el gusto popular de todas las composiciones de origen holandés. Llama la atención el súbito éxito que tuvo, ya que fue una composición no sólo de un músico desconocido sino que comenzó a difundirse interpretada por una agrupación holandesa cuyos discos no entraban en la programación de las estaciones de radio locales ni contaban con el apoyo de una compañía grabadora importante.
Maasland, ahora como director y acordeonista del grupo, al debutar el 1 de Julio de 1939 en el dancing Spoorzicht de Leeuwarden, adoptó definitivamente el seudónimo de Malando, con el que fue conocido en el mundo de la música.
Por ese entonces ya tenía un repertorio de tangos argentinos, europeos y de su propia inspiración. Entre sus más exitosos estaban Niña Bonita (1938), dedicado a su hija Lía de cuatro meses de edad, y Cornelita y Guapita (ambos de 1940), a los que con el tiempo les agregó Noche de Estrellas (1947), Campanillas (1955), Con sentimiento (1957), y Soleado (1962).
La guerra y las subsecuentes condiciones de la ocupación nazi le acarrearon al conjunto ciertos problemas, siendo el más serio el ocurrido en 1944 al ser llamado para actuar en Alemania. Al negarse, fue arrestado, pero logró escapar mientras era transportado al campo de trabajos forzado de Amersfoort, junto con dos miembros de su orquesta.
Después de la liberación formó el dúo Malgori con su compatriota acordeonista Gorissen, que pasaría a ser el segundo acordeón al Maasland reagrupar su orquesta, la cual se hizo muy popular, sobre todo entre 1947 y 1960, período en el que se incorporaron músicos como Willy Langestraat (saxo), Dick Wiersema (piano) y el francés Frans Wanders, contrabajista y admirado cantante.
En 1968 Malando se presentó en la cuna del tango, Buenos Aires, donde logró un sostenido éxito, vendiéndose gran cantidad de sus discos entre un público dispuesto a aceptar todo lo que viniera de Europa. Para su halago, los acordeonistas locales lo consideraron difícil de igualar.
Prolífico autor, en vida de Maasland, los derechos de propiedad literaria cubrían una obra de más 150 composiciones, con el agregado de que solamente Olé Guapa fue grabado por más de 200 orquestas diferentes.
Animado por el éxito, Malando que en ese momento integraba su repertorio con sus propias composiciones, más tangos clásicos argentinos y europeos, lo amplió con el agregado de temas de otros ritmos latinoamericanos, para lo cual le incorporó a su agrupación timbales, bongós y maracas, instrumentos poco usuales por entonces en ese tipo de orquestas.
A partir que aquí sus composiciones no fueron sólo tangos, sino que abarcaron otros ritmos, sobresaliendo los temas Manolita (1943, rumba), Rambla de Flores (1951, paso doble), y las suites clásicas “Cordilleras de los Andes” (Cotopaxi, Illimani, Coropuna) y “Rivieren Cyclus” (Rio Negro, Orinoco, Chubut), suites que llegaron a ser ejecutadas por orquestas sinfónicas
Mucho tiempo antes de despedirse de su público con un show musical realizado el 23 de mayo de 1979 por VARA TV, la orquesta de Malando ya había cesado prácticamente de existir. El rock ya había matado a las orquestas melódicas. Por esos años sólo se pasaban por la radio sus viejas grabaciones y muy pocas nuevas eran ofrecidas. La última fue el 9 de enero de 1978 durante una presentación personal en la que interpretó, en un arreglo muy a su estilo, el tango Verano Porteño de Astor Piazzolla.
Actualmente la orquesta de su nieto Danny Malando continúa la tradición que iniciara Arie Maasland dentro de lo que se conoce como Ballroom Tango.
El pasodoble «Filigrana» es una obra extraordinaria compuesta por Ricardo Dorado, reconocido compositor español. Esta pieza musical, con su rica melodía y ritmo enérgico, captura la esencia y el espíritu del pasodoble, un género tradicionalmente asociado a la música y las fiestas taurinas en España.
«Filigrana» se destaca por su estructura magistral y su habilidad para evocar una variedad de emociones en el oyente. La composición comienza con una introducción potente y dinámica que establece el tono festivo y emocionante del pasodoble. A medida que avanza, la melodía principal se desarrolla y se entrelaza con secciones melódicas secundarias, creando una complejidad musical que refleja la destreza compositiva de Dorado.
El ritmo característico del pasodoble se mantiene a lo largo de la obra, aportando un impulso rítmico constante que invita a los oyentes a moverse al compás de la música. Los instrumentos de viento metal, como las trompetas y los trombones, desempeñan un papel destacado en «Filigrana», agregando brillo y fuerza a la interpretación.
A medida que el pasodoble se desarrolla, se pueden apreciar cambios de dinámica y de intensidad, lo que le confiere una gran expresividad. En algunos momentos, la música se suaviza y se vuelve más melancólica, transmitiendo una sensación de nostalgia o añoranza. Estos contrastes añaden profundidad emocional a la composición y demuestran la habilidad de Dorado para crear momentos de gran impacto.
«Filigrana» es un pasodoble que se presta a una interpretación vibrante y apasionada. Su energía contagiosa y su carácter festivo hacen de esta obra una elección popular en desfiles, conciertos y eventos especiales. La combinación de la destreza compositiva de Dorado y la interpretación magistral de los músicos que la ejecutan, hacen de «Filigrana» una pieza musical inolvidable.
En resumen, el pasodoble «Filigrana» de Ricardo Dorado es una obra maestra que representa lo mejor de este género musical. Su melodía cautivadora, su ritmo enérgico y su rica expresividad hacen de esta composición una experiencia auditiva emocionante y memorable. Dorado ha dejado un legado musical que perdurará en el tiempo, brindando alegría y entusiasmo a aquellos que tienen la suerte de escuchar y disfrutar de «Filigrana».
DIRECTOR: JOSÉ BAEZA VALERO